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Buenos días, alumnos. -
Su voz resonó potente en la sala. Inmediatamente se acallaron las voces y las miradas se dirigieron al estrado, donde estaba él, consultando unos papeles de pie.
Su presencia imponía respeto, no solo por su altura sino porque se notaba una fuerza de caracter y de espíritu poco común. A pesar de estar rondando los 70 años, parecía de 50, y se notaba la agilidad en sus músculos.
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Así que este año se han matriculado unos 60 en esta carrera - dijo, sin levantar la mirada de los papeles.
Sus ojos recorrieron las hojas que contenían los nombres de los alumnos y una corta descripción de cada uno, tanto en lo académico como en lo personal.
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Mmm... excelente, excelente - murmuró.
Levantó la mirada y la paseó por la sala.
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Ahora bien... supongo que sabrán en qué se han metido... ¿Nó? - Se inclinó y miró fijamente a un chico que parecía estar muy nervioso.
El muchacho quedó helado, paralizado por la sensación de tener todas las miradas encima, y como si esto fuera poco, con el profesor a centímetros de el.
Los segundos se sucedían uno tras otro, y el silencio y la tensión crecían.
De repente, surgió una voz desde el fondo, quebrando el sortilegio: -
Si, señor, estamos aquí para aprender como funciona la mente humana. Por eso nuestra carrera es la "Mentálica" - Las miradas se dirigieron hacia la atrevida que había osado romper el clima de tensión que creó el profesor entre él y el alumno.
El hombre se enderezó ligeramente, evaluando a la muchacha. Al parecer le gustó lo que vió porque se sonrió.
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Excelente, un digno rival - dijo simplemente.
Señaló con su dedo a la chica, y dijo en voz alta: -
Eso, señores, es lo que espero de ustedes. Yo no soy aquí ninguna autoridad, ni tengo "poder" sobre vosotros. Solo soy un instrumento que pueden utilizar para obtener las herramientas... Las herramientas para conocer la mente humana. -
Supongo que pensó que necesitábamos mas aclaración, porque prosiguió diciendo:
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Ese "respeto" que muestran pertenece a otros tiempos, a otras épocas donde se suponía que la enseñanza era "volcar" conocimientos sobre los alumnos... por suerte eso ya pasó, pero bueno, a veces la costumbre permanece un poco... - sus ojos se pusieron reflexivos, como recordando...
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Tantas cosas absurdas había en aquella época... bué, ustedes conocerán... sus padres les habrán hablado del capitalismo, de las guerras, del hambre... y otros horrores inimaginables hoy. ¿No?-
Todos recordamos esas historias que nos contaron no nuestros padres sino nuestros abuelos... Pero nadie se atrevió a corregirlo.
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Hasta en nuestro campo, la investigación de la mente, había creencias muy tontas... por ejemplo se creía que el conocimiento era guardado en nuestro cerebro como si de una computadora se tratase... que solo se guardaban los datos. Florecieron en aquella época (fines del siglo XX) novelas y fantasías en torno al almacenamiento de conocimientos en los cerebros, transplante de recuerdos, aprendizaje instantáneo y otras cosas que creíamos muy ciertas... -
Me pregunté como habrían podido creer eso, si es muy obvio que nuestras percepciones forman un todo con lo percibido, que cuando aprendemos algo, lo aprendemos junto con cómo nos sentíamos interiormente (emotividad, sentidos internos, sensación general del cuerpo, etc) y con lo que provenia del exterior (aroma, temperatura, presión, etc). Pero bueno, ellos estaban todavía en la prehistoria: ¡Imagina que creían en la violencia!
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Y, justamente - la voz del profesor me sacó de mis cavilaciones -
los primeros atisbos de que la mente no era un computadora que guardaba conocimientos como bits, me tocó experimentarlo de cerca a mí... -
Sus ojos se movieron como rebuscando algo en sus recuerdos...
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Recuerdo que era un proyecto secreto, del gobierno... estábamos probando un nuevo aparato, que se supondría podría extraer recuerdos de las personas (sin intervención de su voluntad) y que pensaban usarlo para sacar secretos de los prisioneros, espías en general -
Todos en la sala recordaron con un estremecimiento las historias de esa época en la que había espías, conspiraciones... a la gente se la torturaba...
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Bien, iba a ser la primera prueba. Vino un voluntario, uno de nuestros agentes secretos... cuando lo miré lo ví, parecía "James Bond" - vió nuestra cara de estupor -
bueno... James Bond era una historia de nuestro tiempo, un espía que vivía aventuras increíbles... y cuando digo increibles digo increibles, jajajaa... -
Seguíamos todos sin saber a qué se refería...
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Yá, olvídenlo, lo sabrán ahora cuando les cuente... Le pregunté, admirado por su atletismo y su seguridad en sí mismo, si había vivido muchas aventuras en su vida. "Si, señor. Más de las que usted se imagina" me respondió, con cierto temor en su voz. - El profesor hizo una pequeña pausa... -
Ciertamente era un valiente, presentarse de voluntario a un experimento sobre el cual no conocíamos los efectos que podrían quedar luego de la extracción del recuerdo. -
Reflexionó un poco, y luego agregó: -
Y ciertamente, yo era valiente también, ya que sería quien "sintonizaría" su recuerdo... - Pareció repensarlo -
Mas que valiente, inconsciente diría yo, jajajaja! En esa época no sabíamos lo que teníamos entre manos... la mente humana, ¡Que cosa mas maravillosa!...Algunos empezaron a mirar su banda-temporal, deseando que llegara la hora de partir. El profesor se dió cuenta de ello, y lanzó el bocado principal, atrapándonos a todos en la trama.
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Y bien, el espía se sentó en su silla, yo me senté en la mía, nos pusimos lo electrodos en la cabeza, y esperamos... los técnicos trabajaban atareados cerca nuestro, y podíamos ver sus movimientos frenéticos. Como no había manera en esa época de sintonizar lo que se quería extraer salvo ubicándolo por ciertos indicadores, buscaban al azar alguna experiencia con alto nivel de adrenalina. "¡Lo tenemos!" dijo uno... "¡Transmitiendo!" dijo otro... y mi mundo desapareció. -
Sus ojos recorrieron la sala, disfrutando de la atención dirigida hacia el. Todos queríamos saber que vió.
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Las sensaciones fueron confusas al principio, yo esperaba solo ver la imagen, la escena del recuerdo, pero no: me vi asaltado por todos los componentes del recuerdo de esa persona, lo cual me desconcertó... sentí una sensación de presión en el pecho (miedo), la respiración acelerada, las cosas que se movían demasiado rápido... y pude mas que ver la situación, pude "sentirla". ¡Y vaya que había corrido aventuras este agente! -
Se secó el sudor de la frente con un pañuelo, pero el gesto pasó inadvertido para nosotros.
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Estaba en un descapotable rojo, en el asiento de atrás, a toda velocidad en un camino curvo... a mi izquierda había un precipicio... delante mío iba un helicóptero, a ras del suelo, al parecer a la misma velocidad de mi auto, y no podía ver si había alguien arriba... detrás mío venía un avión, sin piloto, también a la misma velocidad de mi auto... Yo no podía hacer nada porque solo estaba "observando" el recuerdo... lo veía con los ojos que lo vió el espía... volviendo al avión, posiblemente el piloto habría saltado o muerto, no lo supe en ese momento... el espía saltó como pude hacia la parte delantera del auto, supongo que intentando tomar control de él, pero descubrió que era inútil, al parecer la dirección estáaba cortada porque no respondió al giro desesperado que le dió al volante... y de repente mira a su derecha, y ve que un caballo viene a su lado, pero está a demasiada distancia del coche y no podría saltar hacia él... la situación era desesperada, estaba muy asustado, y se largó a llorar. -
No me pude imaginar al profesor llorando... pero entendía que en realidad eso que contaba era un recuerdo del espía.
Creo que a todos, incluyéndome a mí, nos carcomía el saber como pudo escapar de esa situación el pobre hombre... ¡Parecía imposible, dadas las cirscunstancias!
Uno de atrás, levantó la mano tímidamente, y preguntó: -
¿Y que mas vió? Digo, ¿Cómo pudo escapar de esa situación el espía? -El profesor lo miró fijamente, y con una sonrisa pícara en su cara, respondió:
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El padre escuchó su llanto, y lo sacó del carrousel. -
Hizo caso omiso de nuestras caras. Guardó sus papeles, y se retiró del salón, no sin antes decir: - Muchas gracias. ¡Pueden retirarse, alumnos! -