Diario de un explorador
Personas hacen actividades ininteligibles sobre ellas. Al parecer tienen un conocimiento innato sobre esta extraña arquitectura, ya que los he visto subirse a armatostes de formas imposibles, acomodar el cuerpo de forma inverosimil, y realizar acciones repetitivas.
Se me ha acercado un ser, al parecer está a cargo de las estación de entrenamiento. Me ha hecho subir a una especie de detector de masa que indica 119. Con una mirada entre reprobadora y conmiserativa, me indica que me suba a uno de estos armatostes electromecánicos. Se trata de una especie de balcón unipersonal, con una pantalla y controles de avión caza, que en el suelo conduce a una especie de cinta transportadora que corre en sentido norte-sur, tomando como referencia los controles.
Me dice algo que no se qué 15 minutos y me deja solo, caminando en esa cinta transportadora que me lleva hacia un destino desconocido, a mis espaldas. Debo decir que esto me llena de desasosiego, porque no puedo mirar para atrás porque que estoy intentando descifrar el panel de control. Avanzo todo lo rápido que puedo para no caer en lo que sea que me aguarda detrás.
Creo que me están poniendo a prueba. Seguiré informando...