Meditación para la Alegría

Estoy caminando por una calle concurrida. Veo los rostros de la gente: algunos apagados, otros crispados, y otros con el ceño fruncido.
De repente, diviso a alguien que camina con una sonrisa en sus ojos. Su paso es liviano y danzarín.
Me pongo frente a ella, y le pregunto por qué esa alegría.
Ella me responde: hoy fui testigo de lo mejor de lo humano, y también fui protagonista.
Le pido que me dé mas detalles, y esbozando una brillante sonrisa, me pide que la acompañe.
Me toma de la mano, y me lleva ante un hombre que sale de un edificio gris.
Sus manos son toscas, pero puedo ver que lleva algo con mucho cuidado entre ellas.
Trabaja todos los días aquí. No le gusta, pero no encuentra otra salida. Sin embargo, todos los días guarda el postre que le da la empresa, y se la lleva a su hijo, que lo espera con mucha alegría.
Le digo que no entiendo bien. Entonces me lleva hacia un antiguo edificio. Allí me muestra un bajorrelieve, y me dice que fue hecho en el año 1600 por un artesano. Observo la dedicación y la prolijidad puesta en ese trabajo, que han llegado hasta hoy.
Creo que empiezo a entender, y salgo a la calle. Freno a alguien con la mirada apagada, y le digo: ¿Tenés tiempo para un paseo?
Mientras lo llevo a ver lo maravilloso de lo humano, veo que mi amiga se pierde entre la gente, y una suave alegría empieza a invadirme.
5/ABR/2008

Meditación para la Fuerza

Me despierto confuso. Estoy sudado y agitado, y no reconozco el lugar.
Intento serenarme, y recuerdo que estoy en otra ciudad, de visita para una tarea que no puedo eludir.
Miro el reloj y veo que dentro de una hora deberé salir, y enfrentarme a eso que tanto temo.
Ellos tienen poder sobre mí, y deberé cumplir sus exigencias como en otras ocasiones (*)
Pero esta vez es diferente. En esta ocasión soy parte de un conjunto humano con verdaderos lazos de solidaridad, amistad y cariño, y me siento apoyado por ellos.
Sé que no me dejarán a la deriva. (*)
También recuerdo los pequeños temores que he ido venciendo mientras me preparaba para esta ocasión. (*)
Esta vez me enfrentaré a ellos, porque sé que no son dueños de mi espíritu, y no controlan mi futuro.
Seguramente serán tiempos difíciles, y habrá días en los que flaquearé, pero no estaré solo. Y al recordar estos días en mi futuro, los veré como un paso más que di en mi avance, en esta eterna aventura que es la vida consciente.
Mientras me preparo para salir a la calle recuerdo todo lo que he hecho por otros, dando lo mejor de mi, y entonces siento que hay mas aire en mi pecho, y mas vida en mis venas.
¡No existe nada que pueda detenerme! me digo.
Y abro la puerta.
5/ABR/2008

Meditación para la Paz

Estoy con una persona que siento muy cercana. Nos une un cálido vinculo, pleno de confianza, cariño y bondad.
Ha venido porque la he llamado.
Estoy intranquilo, tenso, preocupado, y se lo digo. Le pido que me ayude a serenarme.
Entonces, nos sentamos uno frente a otro, con la mesa de por medio.
No me habla. Tan solo me mira con bondad. Siento la fuerza de su mirada en mí, traspasando la maraña de preocupaciones, temores y debilidades, llegando a mi verdadero centro.
Entonces, a través de sus ojos me descubro fuerte, bondadoso y alegre. Y me pregunto cómo pude olvidarlo.
Le agradezco de todo corazón, sonríe y se va.
Regreso a mi vida habitual, sereno y con la mente en calma.

Todo está bien en el universo.
5/ABR/2008