Meditación para la Paz

Estoy con una persona que siento muy cercana. Nos une un cálido vinculo, pleno de confianza, cariño y bondad.
Ha venido porque la he llamado.
Estoy intranquilo, tenso, preocupado, y se lo digo. Le pido que me ayude a serenarme.
Entonces, nos sentamos uno frente a otro, con la mesa de por medio.
No me habla. Tan solo me mira con bondad. Siento la fuerza de su mirada en mí, traspasando la maraña de preocupaciones, temores y debilidades, llegando a mi verdadero centro.
Entonces, a través de sus ojos me descubro fuerte, bondadoso y alegre. Y me pregunto cómo pude olvidarlo.
Le agradezco de todo corazón, sonríe y se va.
Regreso a mi vida habitual, sereno y con la mente en calma.

Todo está bien en el universo.
5/ABR/2008
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